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La vida no siempre es lo que parece. Cuando crees que has alcanzado la felicidad te chocas contra un muro y te hundes en un enorme hoyo, del que no puedes salir. Nadie te da la mano para subir ni te echa una cuerda. Te quedas triste acurrucada en ese gran agujero esperando que alguien se digne a ayudarte. No te percatas que nadie va a ayudarte, porque ya nadie te quiere, todo el mundo te da la espalda. Solo te queda esperar e intentar hacer tu vida mientras tanto sabes, que no te queda nada.