Y volví a sentir aquello, esa sensación de ahogo,
me caí al suelo, me temblaban las piernas,
era débil, me sentía débil.
¿Y que podía hacer?
Habías regresado, y mi vida se había vuelto a parar,
y justo cuando te olvidaba, volvías de nuevo,
recordándome aquel amor enterrado.
Omitido, relegado, postergado,
perdido en el tiempo.
Cuanto hubiera querido odiarte,
mas mi corazón solo podía amarte, desearte.
Codiciar tu amor en silencio,
suspirando por un beso, por una caricia,
que jamas llegaría,
viendo lo que yo nunca podría tener.
Y me anime viendo tu sonrisa, tus ojos, tu mirada, tu pelo,
sabiendo que muchos nunca gozarían de tan maravillosa vista,
de que muchos jamas te conocerían,
y al menos en eso, me sentía una privilegiada.
