Bienvenidos al blog de miriam.

jueves, 24 de enero de 2013

Niños

A veces ves a ciertas personas que se comportan como niños,
que desperdician su vida,
que desaprovechan cada segundo.
Y piensas en todas esas personas que no tienen la oportunidad de vivir,
y comprendes, lo injusta que es la vida.

                                                                                 (Dedicado a mi abuelo Benito)

Lo sé

Ahora se lo que vale vivir,
lo que vale respirar cada segundo,
lo que cuesta un minuto de vida.
Y no quiero desperdiciar nada,
solo deseo disfrutar,
no estresarme por lo que realmente
no importa,
exprimir La vida como una naranja.
Hasta que la naranja ya no de zumo,
hasta que los segundos, se han el ultimo
ADIÓS.

miércoles, 23 de enero de 2013

El corazón


Capítulo 3: ' En el instituto'

Al día siguiente, me levante con la alarma del reloj. Medio dormida me dirigí a la cocina, y me prepare mis cereales matutinos. Mientras comía pensaba en aquel leve beso del día anterior. Y no podía creer como aquello me estaba sucediendo. Ami, una chica solitaria, sin amigos, y tan poco sociable como yo. No es que yo no quisiera tener amigos, es que nunca había tenido la oportunidad. Después de aquellos pensamientos, salí de mi trance y descubrí que el reloj marcaba las 8:15. Iba a llegar tarde. Rápidamente me vestí y me peine lo mas rápido que pude. Salí pitando de casa, sin embargo el ascensor estaba pillado. Nerviosamente comencé a golpear mis pies en el suelo, mirando enérgicamente el reloj. Eran las 8:27 y las clases comenzaban a y media. Por fin el ascensor llego a mi planta, entre y pulse el botón del bajo. Una vez salí del ascensor corrí hacia el instituto. No iba a llegar por mas que corriera. Entre al instituto, y sin perder un segundo subí las escaleras, por las prisas me tropecé y estuve a punto de precipitarme por las escaleras. Llegue nerviosa a la esquina del pasillo y volví a mirar el reloj, eran las 8:34. Con la mano temblorosa golpee la puerta. En el interior del aula escuche la voz grave del profesor que decía:
-¿Si?
- ¿Puedo pasar?- a la vez que lo decía abrí la puerta y pude ver al profesor.
- ¿Sabe usted que hora es?- mirándome inquisitivamente a los ojos.
- Lo siento profesor, no se volverá a repetir.
Durante unos cinco minutos el maestro Carlos me echo la charla sobre la puntualidad, pero yo solo alcance a escuchar la primera frase porque alguien llamo mi atención.
Había un chico sentado en la primera fila justo al lado de mi mesa. Con una sonrisa resplandeciente de oreja a oreja y unos ojos llenos de alegría  que miraban directamente a los míos  Era el, Dani. Despumes de las palabras del profesor, me senté en mi sitio justo al lado de el. Deje mi mochila, me desabroche la chaqueta y saque mis libros de Física  Justo cuando levante la mirada del titulo de aquel libro, me di cuenta de que Dani, seguía mirándome. La clase iba sobre la teoría de la relatividad de Einstein, pero yo no me entere casi de nada. No podía evitar pensar porque seguía mirándome  Incluso varias veces le llamo la atención el profesor por no prestar atención. Me pareció una clase interminable, aunque a mi nunca me había disgustado la física  Sono la sirena y el profesor salio del aula.Seguidamente guarde los libros, saque los de la asignatura siguiente y salí al pasillo. Me dirigí a la ventana grande del final, justo enfrente de la clase B. Miraba por la ventana, con la soledad en la mirada, triste por una amistad que probablemente no llegaría  De repente note el tacto de una mano rozando mi espalda, seguidamente una presión. Comencé a darme la vuelta lentamente, mientras la respiración se me aceleraba. Después de 2 segundos estaba justo enfrente de la persona que había tocado mi espalda. Jamas hubiera esperado que fuera el, Dani.
-¡Hola! ¿Estas bien? No tienes buena cara- su rostro parecía mostrar preocupación.
- No es nada, lo de siempre, la soledad. Ya estoy acostumbrada- intentaba parecer lo mas feliz posible.
- De verdad, ¿ No tienes ningún amigo? - con expresión de sorpresa.
- No.
- Tiene que ser duro vivir sola, aunque ahora mismo yo también lo estoy- diciéndolo con un tono comprensivo.
- ¿ Tu, también  Pero, si todos los de clase te estaban hablando, preguntándote tu numero de teléfono  tu tuenti, facebook, twitter...
- No me interesan los demás, me interesas tu.
-¿Yo? Porque debería importarte, no soy nada.
- Quiero que a partir de ahora ninguno de los dos este solo de nuevo.
Le mire fijamente a esos ojos verdes que tan impresionada me habían dejado la primera vez. Y me sentí feliz y a salvo. A salvo de la tristeza y la desolación.