Cuando los días se convierten en eternidades,
cuando las estrellas dejan de brillar,
y todo parece oscuro,
solo existe una luz que pueda iluminarme,
esa eras tú.
Aquella que al tocar mis labios,
me dio vida, esperanza para salvar mi alma,
cuando ya la creía perdida.
Ya no se trataba de mi,
sino de ti, de nosotros.
Te habría seguido hasta el final,
hasta la propia muerte,
habría comprado el tiempo,
solo por estar un segundo más a tu lado.
Porque cuando amas nada es suficiente,
el tiempo se hace pequeño,
y los buenos momentos se acumulan.
Y nada es mejor que ver tu sonrisa,
o escuchar tu voz,
salvo despertar y verte en mi cama
y saber que siempre te veré en ella.
Te quiero más de lo que mis palabras pueden expresar,
más de lo que cien poetas podrían decir,
solo puedo mostrarte el latido de mi corazón,
la aceleración de mi respiración,
el nudo en mi estomago.
Y podrás comprobar que yo siempre seré tuyo.
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